sábado, 8 de junio de 2013

Me ilustro. Ahora.

Tus manos me parecen sencillas cuando están distantes Pero son del todo totalizantes en mi. Sigo siendo sincero cuando mensiono el convencional te amo Es que no puedo hacerme loco con la medalla que llevo dentro Si tus manos que son sencillas acarician mi piel Esta se estremece de solo pensarlo. Es que te extraño en la lejanía eterna de una semana Una semana que quisiera llenarme de esperanzas, Pero sin noticia de las tuyas me hacen sentirme inútil En el que el patético digimundo se presiona en mis dedos Es que viajo viendo entre Mirador y Pedrero La nostálgica avenida que sucito el encuentro De lo cual hasta el dia de hoy ni cagando me arrepiento. Con convicción grito tu nombre a la espera del dia de mañana Con convicción se en cuanto me equivocado. Siento la penumbra aprentando mi pecho, Rezandole a Dios que no nos gane el orgullo Sin ser experto en las artes del despecho Se que un sutil desencuentro nos consumirá en el olvido Esta vez el sonido del metro es sinfonía, Que me infla el pecho esperando nuevamente estrechar la mirada Con tus ojos de botón zursidos por tu madre Con tus labios carnosos repitiendo un te extraño Por tu delicado cuidado de teclear sin equivocarte. Por tu paciencia extraodinaria mezclada de arrebato. Aunque no me acepte tu carne, y me rechace tu alma A la espera de mañana seguire amándote Porque con sinceridad fuiste tu quien develo mi secreto Y me hizo gritar a quien sea tu nombre.